Historia


 

Hablar de Livin’ París es hablar de Careli. ¿Qué no sabéis quién es Careli? ¡Pues Carlos y Eli! Jajaja.



Y es que… así fue como empezó todo. Éramos jóvenes e inexpertos (vaya, como ahora); Carlos quería aprender a tocar la guitarra y yo prometí enseñarle lo poco que sabía hasta ese momento. Así llegó a sus manos una preciosa acústica azul, pero no fui capaz de enseñarle nada porque básicamente lo aprendió todo él solito. Vaya, que no pasó mucho tiempo después hasta que Carlos salió del “armario musical”, y es que se lo tenía todo tan callado que a todo el mundo le sorprendió su voz ^^



Así empezó poco a poco a crecer más nuestra amistad, y con ella, la música. Y es que la habitación de Carlos ha pasado tanto de ser una habitación normal, a ser nuestro lugar de ensayo, nuestro estudio de grabación y estudio fotográfico.



No pensábamos en nada serio la verdad, sólo quedar para tocar y ya está. De hecho aún nos estábamos (y nos estamos) formando como músicos y nos queda muchísimo por aprender. Pero siempre contábamos con la ilusión de hacer versiones o incluso de componer nuestras propias canciones, hasta ahora siempre de la mano de voces como las de Nena Daconte; y al ver que nosotros también éramos capaces de ello nos ayudaba a crecer. Así empezó Careli, y es que ‘creo’ que lo más nos ha costado en todo este tiempo ha sido encontrar un nombre.



Pero si de algo se aprende, es de la experiencia, así que decidimos empezar estas navidades por mostrarles a nuestros amigos en nuestro primer concierto en La Posada el fruto de nuestras horas de ensayo. Nos lo pasamos muy bien, a pesar de que unas faringitis no me permitieran disfrutarlo del todo. Y es que estos primeros aplausos fueron los que nos empujaron a seguir. Desde luego apoyo por parte de nuestros amigos no nos han faltado.



Nuestro instituto, el I.E.S. Bezmiliana, ha sido también uno de nuestros grandes escenarios. Fue la primera vez juntos en un tablado actuando ante tanta gente. Lo mejor es que la mayoría eran auténticos desconocidos, y aún así los aplausos fueron increíbles.



Estas han sido nuestras primeras puertas abiertas, pero nos quedan tantas por abrir…





Y no se hable más parisinos, que esto sólo acaba de empezar.